Foto: E.G.M Fuente
La valoración del inmueble BIC dede 1991 ya se ha realizado, como paso previo a la adquisición
El Ayuntamiento de Almazán, tras llegar a un acuerdo con los propietarios del Palacio de los Hurtado de Mendoza o del Conde de Altamira, ultima la compra de este emblemático inmueble de Soria y de Castilla y León, con la catalogación de BIC desde 1991. Este miércoles se procedió a realizar la visita in situ para la elaboración de un informe de valoración por parte de una empresa de prestigio, Valtecsa, en la que estuvieron todos los propietarios de las diferentes estancias del palacio con el fin de seguir avanzando en un proyecto en el que se lleva trabajando más de cuatro años y que siempre ha estado en la agenda del Ayuntamiento de Almazán, según fuentes municipales. El objetivo es que, de una vez por todas, se pueda desatascar la situación y que esta joya patrimonial, que fue Corte de los Reyes Católicos, pase a ser de propiedad municipal, según las mismas fuentes.
La empresa Valtecsa ha trabajado para empresas e instituciones de primer orden y cuenta con sedes en Madrid, Barcelona, Bilbao y Portugal. En los últimos cinco años Valtecsa ha desarrollado proyectos en más de 15 países y realiza más de 900 valoraciones al año de media.
Se trata de un inmueble de propiedad privada pero en 2007 el anterior equipo de Gobierno de Ángel Núñez, del PSOE, como el actual de Jesús Cedazo, compró una parte del edificio en la planta baja, que es donde se ubica el Centro de Recepción de Visitantes. El actual equipo baraja un uso hostelero y piensa en la gestión por parte de Paradores como una de las posibilidades. Sin duda, sería un punto estratégico para la gestión turística de Almazán.
Como decimos, la propiedad está muy repartida, ya que el 50% del palacio pertenece a una familia y la otra mitad está divida en varias ramas (cuatro familias y una línea de herederos). En esta parte se tuvo que actuar de urgencia en agosto de 2024, con la autorización de la comisión de Patrimonio, consistiendo los trabajos en la consolidación y estabilización del agrietamiento en el muro de la fachada norte. Se inyectó hormigón armado para la construcción de un dado de nueve metros de largo por uno y medio de ancho y dos de profundidad para evitar el derrumbe del histórico edificio.
Patrimonio instó a realizar la memoria para su rehabilitación, planificando una intervención de consolidación y restauración por fases del y recordando a los propietarios la obligación de conservarlo, custodiarlo y protegerlo debidamente para asegurar su integridad y evitar su pérdida, destrucción o deterioro. Es un documento esencial para marcar tanto la compra como la rehabilitación del inmueble, actuación que contaría con el apoyo de otras administraciones, como se espera desde el consistorio.
«Vamos a ir paso a paso respetando todas las oportunidades y las circunstancias de cada propietario, porque cada uno tiene las suyas», reconocía el alcalde adnamantino sobre este ambicioso proyecto. Así, enfatizó, «en el momento en que la comisión de Patrimonio tenga el documento del coste de la rehabilitación y de las circunstancias estructurales en las que está esa parte del Palacio y la decisión de los propietarios, solicitaremos conversaciones con la Junta de Castilla y León», añadió explicando el proceso.
El coste del palacio podría rondar los 15 millones de euros y el Ayuntamiento ya ha destinado dos millones, además de otro millón a través de la Diputación de Soria. Asimismo, hay solicitudes a ésta última administración, la Junta de Castilla y León y el Gobierno Central para lograr más apoyos. La administración regional ha firmado convenios para otros casos similares.
El palacio ya se había puesto a la venta en varios portales inmobiliarios, a un precio de 5,5 y 7 millones de euros, lo que tuvo una gran repercusión mediática.
Sobre el Palacio
El palacio, ubicado en la plaza Mayor, junto a la iglesia románica de San Miguel y la Casa Consistorial, se desarrolla alrededor de un imponente patio central y consta de planta baja, cuatro alturas y un torreón. El solar, que conforma una única manzana, tiene 2.000 metros cuadrados y la superficie total construida asciende a 5.384 metros cuadrados. Dispone de todas las infraestructuras urbanas: agua, electricidad, alcantarillado y teléfono.
La parte baja del edificio incluye las dependencias que en su día fueron almacén, carboneras, cuadras o reliquias. La entreplanta está dividida en tres viviendas (una con orientación sur y otras dos norte) y en la planta noble (más de 1.300 metros cuadrados) hay otras tres viviendas grandes y algunas de las estancias más lujosas (salón de baile y galería con artesonado). En la tercera planta, de altos techos, hay zonas de lavadero y tendedero y otras estancias; y en la cuarta, los antiguos graneros. Por último, coronando el edificio, estaría el torreón, con una superficie de 70 metros cuadrados y a casi 15 metros sobre el rasante. Destaca el patio, de fácil acceso y con un hermoso jardín de 375 metros cuadrados, conocido popularmente como La Cerrada.
Antes de la construcción del palacio, un castillo del que ahora no quedan vestigios coronaba la cima del Cinto Oscuro. En 1395 Enrique III de Castilla concedió el señorío de Almazán a Juan Hurtado de Mendoza y, con ello, las llaves del recinto amurallado y su fortaleza, que se restauró como residencia. El edificio muestra dos estilos diferenciados. Las primeras obras documentadas datan de un siglo después de la llegada de esta familia noble y son un claro ejemplo del estilo gótico imperante en el siglo XV, aunque con algunos elementos arquitectónicos de estilo hispano-flamenco. De la primera fase destaca la fachada norte, con vistas del Duero. La segunda parte es una ampliación iniciada en 1575 siguiendo el estilo renacentista. El diseño fue proyectado por el arquitecto italiano Bartolomé Carlone, quien trabajó en las obras del Escorial.
Además de la familia de los Hurtado Mendoza, el palacio de Almazán está muy vinculado a los Reyes Católicos. Allí se ocultó Fernando, por entonces infante de Aragón, antes de casarse con Isabel y, después, fijaron su residencia de abril a julio de 1496. De esa época conserva una escalinata y un ventanal. Después fue aposento real de los reyes Carlos I, Felipe II y Felipe IV.







